No imaginaba otras noches más que tu noche (nuestras).
No existirá otra nuestra luna que se lleve con ella blancos suspiros.
Me queda, sí, el aroma ácido de la cotidianidad y esos soles como reflejando palabras que no encuentran lugar para purgar tantas caricias.
Revolviendo entre tus cosas encontré mi mente casi desnuda esperando el momento justo, el lugar exacto para inventar un principio (nuestro).
Me repugna el hecho de descubrirme otra vez inventando conclusiones para historias que carecen de razón de ser, como si en algún lugar de mi memoria se escondiera esa respuesta ajena a cualquier incógnita...
Vi tu rostro desdibujado entre la nieve, con media sonrisa, sombra y media sobre tus ojos, sentí el tic tac de mis vísceras hacerse nudo en mi garganta...
But dont worry baby it no longer will run, not anymore for you.
y si esto no es desde el alma, entonces se diría que me quedé sin sombra para siempre. Inventémosnos nuevamente, y sepamos que siempre hay razón de ser, por lo menos al principio. Y mi razón de ser es la hermandad y una rulística que me espía.
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