Mentira.

Todavia recorria con los dedos poco marchitos los relieves de ese amor.
Todavia le conmovia su sonrisa.
Desojando margaritas para tener alguna esperanza.
Sin recordar la espera que le marchita el alma,
los ojos con ese brillo triste.
La urgencia de sentir amor, la ausencia de su cuerpo en su presente.
La humilde y oscura brisa que acaricia su cuello,
el nudo en el estomago .
Todavia sonrie al preparar cafe, y sigue llendo a dormir sola.
Que crueles somos a veces, que cruel es el amor.