* Uno
aprende
que
lo
mas
importante
de
la
vida
es
simplemente
A M A R





...y ser amado a cambio.

sábado, 1 de enero de 2011

Igual no tengo a donde ir.

 Amaneciendo otra vez y el sol le golpeaba su cara con tal fuerza que lo obligaba a cerrar los ojos, de todas maneras ya no queria abrirlos, las horas anteriores a ese primer bostezo el habia paseado por muchos rincones, todas las noches solia hacerlo, solia vestirse con un sobretodo verde musgo que habia comprado al descuento y paseaba por campos de trigo, rodaba por campos de flores, corria por entre los arboles, dejando que el viento despeine su cara, su cuerpo, dejando su risa como un eco que se colaba hasta sentirse en el vientre de todas las hojas. La pensaba, la pensaba mucho, imaginaba que despues de correr por horas se fundian en un solo abrazo e iban al muelle del primer beso. En algun recondito rincon del espacio el sabia que ella tambien la pensaba. De todas maneras le gustaba correr solo,
le gustaba que el viento sea solo para el, le gustaba sentarse y simplemente llenar los pulmones con el mas profundo aire que acabaria volando libre despues de un gran grito de libertad. Se acostaba con los brazos en la nuca y dejaba que el sol lo hipnotizara, le gustaba sentir que quedaba de cabezas por la rotacion de la tierra, le gustaba no sentirse, le gustaba cerrar los ojos e imaginar. Le gustaba la luna, le encantaba su cara, podia quedarse horas mirandola y siempre lo hacia con una sonrisa. Sin dudas ese lugar le daba paz, su cabeza flotaba como si fuera ajena a toda esa magia, viajaba mas lejos aun, se perdia en el horizonte que une en cielo con la tierra. Pero el tiempo parecia correr muy rapido en ese lugar, o para el siempre resultaba poco.
Un tic tac comenzo a taladrar su cabeza otra vez para devolverlo a esa realidad impuesta en la que tenia que sobrevivir. Alli estaba encerrado otra vez entre esas sucias paredes, que tenian grabadas ya tanta sangre, el unico aire que respiraba era el que se colaba por debajo de la puerta permanentemente cerrada de ese tan sombrio lugar, un aroma a desinfectante de lavanda y alcohol etilico entraba por sus narices hasta enjuagarle el cerebro. Todo artificial, el sol entraba por una ventana que mostraba a lo lejos un muro, ese que no podia pasar. Todo era del mismo color, todo era de un blanco insulso que no decia nada, hasta algunos dias daba nauseas. Algunos dias se levantaba y sentia que las paredes de a poco se iban cerrando hasta que no le dejaban siquiera respirar, sentia que aplastaban cada uno de sus musculos, y machucaban sus huesos, algunas veces hubiese prefirido que eso sea real, al menos mas real que lo absurdo de “vivir” en ese antro. Otras veces, cuando no podia dormir, algunas personas iban a visitarlo, esas visitas hacian correr el tiempo de una manera extrania, preferia no encender las luces, en la oscuridad lucian mejor, habia una chica que lo visitaba que hacia estremecerle cada centimetro de su cuerpo, se volvia un bicho bolita y hablaban sin mover los labios. Era una Linda sensacion…
No recordaba la razon de encontrarse en ese lugar, no recordaba casi nada, no recordaba como era su cara, no resignaba a decirse que ese plantado frente al espejo del lavabo era el, no recordaba la ultima vez que habia degustado su comida favorita, o visto a su perro, o caminado descalzo en el piso caliente, porque estaba seguro que ahi todo tenia menos temperatura, todo era tan frio.
Ese era su mundo, una habitacion cuadradada que no media mas de 4m x 4m. De verdad que desearia estar muerto, o por lo menos desearia no estar solo, desearia matar a una de esas hijas de puta que le decian que hacer, gozaria mas que nada apretarles sus delicados cuellos hasta que de sus ojos se desprenda desesperacion, no pararia hasta dejar impreso cada uno de sus dedos en la nuca, no pararia hasta ver en el rostro clamando auxilio con los ojos fuera de orbita y la piel violacea. Sin dudas lo deseaba.
La cabeza le volaba a mil por segundo  y recorria el planeta entero en tan solo unos minutos.
Conocia cada centimetro de esa habitacion, pues todo siempre se mantuvo en el mismo lugar, y todo era apenas nada. 
Los dias transcurrian tan monotonos, recordandole a cada segundo la insoportable necesidad de seguir respirando. Por suerte cada dia trae su noche . Y cada noche, una oportunidad mas, de poder escapar. Y cada oportunidad para el suenio mas profundo.

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