* Uno
aprende
que
lo
mas
importante
de
la
vida
es
simplemente
A M A R





...y ser amado a cambio.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Autorepresion

“¿Mis ojos?” –Deje abiertos mis parpados–
-“Claro” – Me respondió

“¿Las puntas de mis dedos?” –Deje abiertas mis manos–
-“Toditas” – Me respondió
 “¿La textura de mi lengua?” –Deje abierta mis boca–
-“Efectivamente” – Me respondió

“¿El color de mi cabello?” –Deje abiertos mis mechones–
-“True” – Me respondió

“Mmm... ¿y mis cambios de humor constantes?” –Deje abierto mi auto estudio psicológico–
-“No sé a qué te refieres, pero sí” – Me respondió

“¿qué tal mi falta de arreglo personal?” –Deje abriendo mi aceptación entera por mi mismo–
-“No le veo problema” – Me respondió

Me estaba desesperando.
“¿Mis extravagancias? ¿mis depresiones? ¿mi paranoia? ¿mi melomanía? ¿mi erotismo inevitable? ¿mi miedo a la soledad? ¿mi total y completa entrega al ciento cincuenta porciento? ¿mi amor eterno?” –Le grité, más ido que venido, mas enojado que extasiado, mas temeroso que reafirmante, abriendo mi persona–
-“Si” – Me respondió

Me le quede mirando por horas, casi me tenía entero. Sus labios hinchados, sus pupilas muertas, sus manos indefinibles. El eco de las gotas.
“¿Mi sangrante y terriblemente triste corazón, que canta poesía sin rima por las noches amargas, que grita cuando estas y cuando no estas, que prepara desayunos en busca de quien sabe cual sentimiento de cotidianeidad imposible de conseguir a través de una rutina escolar, que escribe todo menos cuentos para acallarse las voces en su cabeza, que escucha canciones cuando muerto, que truena en un ritmo cíclico por mera inercia, y no por voluntad, que explota, que implota, que es y quisiera no serlo?” –le suplique, demacrado, abriendo mi pecho con mis dedos carmesíes, mostrando dentro el centro de mi tortuosa existencia– “…¿eh?”
-“Como no” – Me respondió

“Vete a la chingada” –le dije– “En tu vida podrás aceptarme. No tienes idea, no sabes quién soy ni como soy”


-“¿Y tú si?”

1 comentario:

  1. - ¿Quién eres tú?
    - Ya no lo sé, señor, he cambiado tantas veces que ya no lo sé.

    te quiero y extra

    ResponderEliminar